Karst de Moravia y Bohemia Sur

El primer fin de semana de abril, decidimos visitar algunos de los pocos lugares cercanos a Praga que nos quedaban por visitar. En principio era una ruta por pueblos y castillos pintorescos, de la zona de bohemia del sur, pero finalmente añadimos también a la ruta la visita al Karst de Moravia.
Fuimos desde Praga, de nuevo en coche de alquiler, en buena compañía con María y Mari Ángeles, chiclanera y jienense respectivamente, beneficiarias también de la Beca Leonardo en Praga y buenas compañeras y amigas de esta segunda aventura en Rep. Checa.

La ruta que hicimos fue la siguente: Ruta Karst y Bohemia

Propast Macocha (Karsts de Moravia)

Nuestro primer y más alejado destino sería el único destino natural del día. Una zona de Moravia, cercana a Brno, que se dice es el lugar donde hay más espeleólogos por metro cuadrado de Europa; y no es para menos. Es una zona, que además de ser de un alto valor paisajístico, guarda en sus entrañas más de 1000 cuevas o galerías subterráneas. Nosotros solo visitamos una, una de las cuatro visitables para inexpertos y quedamos encantados.
Ya en el coche veníamos atravesando tremendas extensiones de nieve blanca y virgen, nada que ver con la nieve pisoteada de las ciudades. Cuando bajamos en Propast Macocha había aún más nieve que en el camino, pues es una zona un tanto elevada.
Primero vimos una garganta con una cueva al fondo, y sin mucho pensar ni mucho preguntar decidimos empezar a hacer un sendero indicado. La bajada fue un tanto resbaladiza, pues tenía una fuerte pendiente y de pisar los excursionistas estaba helado, y solo Higinio llevaba un calzado adecuado, por lo que hubo varios resbalones.
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Tras un ratillo andando llegamos a una de las cuevas visitables, Punkva Caves. Cuando llegamos nos dimos cuenta que había un teleférico que nos llevaba en un minuto desde donde estaba el coche a la cueva, pero bueno, el paseo bien mereció la pena, a pesar de los resbalones. Compramos cuatro tickets para una visita guiada por la cueva, sin saber muy bien cómo iba ser. Pagamos unos 8 euros cada uno, que nos pareció en principio un poco caro.
Un chico checo muy joven, nos iba a hacer de guía, y por nosotros, pusieron también una traductora un poco resacosa. Pero bueno, tampoco necesitaba demasiada explicación aquella maravilla. Para quienes lo conozcáis es como las cuevas de Nerja o la gruta de las maravillas, pero a lo grande. Estalactitas, estalagmitas y extrañas figuras que formaban las gotas de aguas y la erosión a lo largo de los años. Fuimos haciendo paradas en las distintas salas, cada una con un nombre y unas curiosidades, enormes salas rocosas.
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Luego, de repente, vimos una claridad y salimos a una tremenda garganta abierta por el final. Al momento nos dimos cuenta que era la misma garganta que habíamos visto desde arriba.
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Para terminar, llegó lo mejor, casi la mitad del recorrido la hicimos en una barca por unas galerías llenas de agua por donde cabíamos a lo justo, tanto es así que las personas sentadas en los extremos laterales de la barca tenían que agacharse para no darse con las paredes. Este rato, sin duda, fue lo mejor de todo el día. Bien merecía la pena el dinero que costaba.
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La vuelta la hicimos en teleférico que costaba 60 Kc solo ida. 3 €.

Telc

A continuación, ya sobre la hora de la comida fuimos hasta Telc, un pequeño pueblo de Bohemia del sur. Su casco histórico y más concretamente su plaza es patrimonio de la humanidad por la UNESCO. En su bella plaza comimos unas pizzas.
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Además de la plaza, el pueblo tenía una torre, un castillo, y una muralla tras la cual había un precioso lago helado.
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Trebón

Antes de llegar a Trebón, nos saltamos Jindrichuv Hradec y Trebic, por falta de tiempo, pues en el karst estuvimos gran parte de la mañana.
Trebón está rodeada de lagos, en una pequeña colina. De arquitectura muy similar a Telc, resultaba muy agradable pasear por sus plazas y sus calles. Por supuesto, merece la pena, pero si se va muy justo de tiempo viendo Telc ya conoces este tipo de arquitectura, aunque por supuesto, tienen diferencias.
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Cervená Lhota

Para terminar, y después de saltarnos de nuevo por falta de tiempo otros lugares como el castillo de Hluboká o Holasovice, fuimos al castillo de Cervená Lhota. Más que castillo es una gran casa o mansión, pero el lugar donde está es espectacular. Sobre una roca en medio de un lago, que para mayor belleza, estaba helado.
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Ya anocheciendo, nuestra ruta del día había finalizado, y nos marchamos de este lugar en dirección a Praga.
Este viaje nos vino a confirmar, desde luego, que República Checa no es sólo su capital. En estos dos años, hemos podido tener la oportunidad de ver muchos castillos, pueblecitos y lugares naturales que hacen de este pequeño país un destino perfecto y variado para conocer mundo.