Loire a Velo – Río Loira en Tándem

En nuestras vacaciones durante la segunda quincena de agosto de 2014, llevamos a cabo la que sería una de nuestras aventuras más gratificantes … Recorrer los castillos del río Loira en Tándem.

Valle del Loira

El Valle del Loira, situado en el centro de Francia y patrimondio mundial por la UNESCO, es un entorno natural incomparable bañado por el río Loira, cuya grandeza serpentea entre verdes paisajes y ciudades llenas de historia, y está salpicado por más de mil castillos que se alzan majestuosos para darle la bienvenida. Esta turísitca región presume de ser una de las más románticas de Europa.

El gobierno francés, inteligentemente, aprovechando el carácter llano y la belleza de esta región decidió crear 800 km de carril bici, convirtiendo esta región en la ruta con mayor número de ciclistas al año de Europa. Además de los carriles bici, exclusivos y asfaltados casi en su totalidad, hay una gran oferta de alojamientos, así cómo alquiler de bicis en múltiples puntos, talleres y un tren que recorre todo el Loira transportando bicicletas de manera gratuita. En resumen, por su carácter llano, por el gran número de castillos, ciudades medievales y la facilidad para los ciclistas esta ruta resulta ideal, incluso para hacerla con niños. Solo hay que elegir un lugar de inicio y fin, planear las etapas y volverse en tren.

Nuestra Ruta

Nosotros decidimos ir desde Saumur hasta Orleans, la parte central del Loira, donde se concentran los puntos más interesantes de la ruta completa que cruza todo Francia de este a oeste.

Dividimos la ruta en 4 etapas:
Saumur – Langeais (69.6 km) Strava 1
Langeais – Amboise (63.9 km) Strava 2
Amboise – Muides-Sur-Loire (69.7 km) Strava 3
Muides-Sur-Loire – Orleans (47.4 km) Strava 4

Ruta en Ekibike

Ruta en Google Maps

Datos de la Ruta

Distancia: 249 km
Altura inicio: 33 m
Altura fin: 109 m
Desnivel ascendido: 1862 m
Desnivel descendido: 1787 m
Tiempo en Tándem: 15 h (contando tiempo recorrido por pueblos)

Sentido de la Ruta

El sentido en el qué realizar una ruta lineal es clave. Los ríos van hacia el mar y los humanos cuando hablamos de recorrer un río siempre pensamos en recorrerlo en el sentido de la corriente. De hecho, aproximadamente un 95% de los cicloturistas lo recorren río abajo.

Cuando planificamos nuestra ruta leímos en muchos foros y blogs una sola queja sobre la ruta .. «El Viento». Fuerte viento constante había retrasado los planes de muchos cicloturistas e incluso había obligado a cancelar la ruta a algunos. Leímos que el viento siempre o casi siempre viene del mar, es decir, río arriba, y estuvimos mirando el tiempo durante semanas y efectivamente siempre soplaba en esa dirección, así que en contra de la humanidad hicimos la ruta río arriba y no pudimos acertar más.

La pendiente practicamente es llana, rondando el 1%, por lo que es mucho más importante tener el viento a favor que la pendiente.

El primer día tuvimos un poco de viento en contra muy flojo. Los otros tres días tuvimos viento a favor siempre, a veces fuerte, que nos permitió realizar las etapas a mayor velocidad de la prevista. Así que cómo recomendación realizar la ruta del loira río arriba, o lo que es lo mismo, de oeste a este.

Nuestra aventura

Día 1. Saumur – Langoais (24 Agosto)

69.6 km, 4h 15min, 16.4 km/h, 574 m

Esa mañana salimos de Ruffec, donde dormimos en casa de los trabajadores asidonenses, entre ellos Rodrigo y Carolina, quiénes pudieron acompañarnos el primer día después que el día antes apañaramos una bici sin cambios y enana para Rodrigo.

En dos horas llegamos a Saumur, una ciudad medieval preciosa. Aparcamos y tocaba algo difícil, montar el tandem con todo el equipaje. El tandem americano «trek double cross» tiene aproximadamente 15 años, pero está en perfecto estado, lo compramos de segunda mano por 1/5 de su precio original que es superior a 2000 euros. El tandem está preparado para llevar la alforja trasera, y apañamos como pudimos la alforja delantera. Hicimos maravillas con alforjas y cuerdas, aún así si girábamos con brusquedad la alforja tocaba la rueda, y si cogíamos un bache se rompían las bridas y teníamos que poner nuevas. Por suerte eso solo pasó 2 veces.

Con el tandem montado sumábamos 20 kg tandem + 40 kg equipaje = 60 kg. Es lo más parecido a un tractor en bicicleta. Hay que tener en cuenta que llevábamos una tienda de campaña, dos sacos, chandals, esterillas, ropa ciclista, algo de comida, candado, herramientas, repuestos, cremas… Por suerte, entre nosotros dos no llegamos a los 110 kg, por lo que éramos un bloque de 170 kg.

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Con esas condiciones salimos hacia el centro de Saumur. Llegamos al río, al puente viejo que cruza la ciudad desde donde se divisa una preciosa estampa de la ciudad y donde también está la oficina de turismo donde tomamos los primeros planos.

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Aunque la ruta es llana en las ciudades a veces hay que subir alguna cuesta. Empezamos pronto y para subir al castillo de Saumur tuvimos que subir una cuesta, una de las dos o tres en las que tuvimos que pararnos en todo el recorrido. El castillo es un típico y bonito castillo, que por mala suerte estaba en obras, pero aún así mereció mucho la pena llegar hasta él.

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Pasado el castillo tomámos una preciosa foto del castillo con el Loira al fondo y tomamos la eurovelo que te saca rápidamente de la ciudad.

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La eurovelo es una red de rutas por toda Europa. Hay por ejemplo una que une Cádiz con Atenas y por el Loira pasa una camino de Budapest. En muchos tramos la eurovelo coincide con La Loire a Vélo. Siempre tenemos más de una alternativa para seguir nuestro camino. Desde Saumur se puede ir totalmente llano bordeando el río o por algunas colinas de viñedos y aldeas, opción que tomamos nosotros. Nuestra opción tenía algunas cuestas, pero mereció la pena por ser una zona diferente al resto de la ruta. Un poco más rural, al estar alejado del río. Pronto nos adentramos en esos enormes campos de viñedos donde se producen una gran variedad de vinos franceses.

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Este tramo que hicimos entre Saumur y Montsoreau, después de los viñedos circulaba por debajo de una pared vertical donde habían a veces casas, restaurantes o tiendas dentro de la roca. Por lo visto, además hay unas grutas a través de las rocas donde se puede circular en bicicleta, zona que nosotros nos saltamos por falta de información.

Después de esa zona de paredes verticales de rocas y pequeñísimas aldeas y bares llegamos al río. Circulamos varios kilómetros por vereas de tierra en buen estado hasta Monstsoreau. Paramos en su castillo y atravesamos este pequeño pueblo en busca de Chinon.

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Hasta Chinon perdimos la ruta y fuimos por carretera. Fue el único tramo de toda la ruta que tomamos por carretera con coches, aunque hay que decir que los coches eran bastante escasos. Además este tramo también fue el único en el que nos sopló un poco de viento en contra, por lo que fue de los que más costaron.

Llegamos a Chinon con hambre pues pasaban ya hora de comer. Chinon es una pequeña ciudad medieval, con un gran castillo en lo más alto.

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Amarramos las bicicletas en la plaza del pueblo, recorrimos sus calles y comimos en la puerta del castillo. Comimos bocatas que llevábamos comprados desde Ruffec.

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Después de comer nos despedimos de Rodrigo y Carolina, que volvían a Saumur, para trabajar el lunes en Ruffec. Nosotros teníamos que seguir nuestro camino ya que nos faltaba casi la mitad del recorrido. Estábamos teniendo suerte porque había chispeado un poco, pero sin llegar a mojarnos.

Para subir al castillo y atravesar el pueblo hay un ascensor donde caben las bicicletas, pero no la nuestra. Así que subimos la cuesta del castillo con el tandem, las cuestas son especialmente duras con el tandem y el peso. Cuando casi llegábamos arriba nos cruzamos con el primer tandem, una pareja en un tandem cannondale de carretera precioso que nos dieron ánimos para terminar la dura pendiente.

Desde Chinon fuimos casi todo el tiempo cuesta abajo hacia nuestro siguiente destino (castillo), Rigny Ussé. Íbamos por la carretera pensando cuánto quedaría para el castillo cuando de repente lo vimos a nuestra derecha. Este castillo es precioso, de hecho, es el castillo en el que está inspirado el castillo de la bella durmiente. Nos hicimos unas fotos antes de irnos y vimos nuestro segundo tandem.

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Tras las fotos y que una italiana nos estropeara un video seguimos nuestro camino, ya atardeciendo, bordeando las tranquilas aguas del Loira por carriles bicis de dos metros entre árboles y preciosos paisajes. Llegamos a nuestro primer destino nocturno, Langoais. Cruzamos el largo puente de hierro, atravesamos sus calles hasta llegar al camping municipal, donde dormimos por 5 euros cada uno. Fuimos andando hasta Langoais (1 km) y cenamos muy barato en una especie de pizzería. Cenamos al aire libre pizza y quebap con cerveza Kronenbourg. El camping no tenía vigilancia, nada abierto de noche y apenas dormíamos unas 5 familias. Un camping precioso y tranquilo, casi cómo dormir en el campo pero con servicios y una mayor tranquilidad pues se veía en las demás personas su carácter viajero y amable.

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Día 2. Langoais – Amboise (25 Agosto)

63.9 km, 3h 46min, 16.94 km/h, 206 m

Nos levantamos no muy temprano, con bastante dolor de espalda por la falta de costumbre de dormir en el suelo. Recogimos bastante rápido y pagamos al único empleado del camping, un joven muy amable y afeminado. Al montarnos en el tandem Inma sintió las agujetas del día anterior al sentarse en el sillín, y la cosa empeoró cuando a los dos minutos comenzó a chispear. Pasamos por Langoais para visitar su castillo, al cuál no entramos porque era muy caro. Cómo seguía lloviendo entramos a desayunar en una chocolatería. La chocolatería parecía de un cuento de disney, con muchos dulces perfectamente hechos a manos, decoración antigua de castillo y muy agradable. Allí estuvimos hasta que dejó de chispear por lo que acabamos comenzando nuestra ruta sobre las 12, muy tarde.

Fuimos bordeando el río por un carril ciclista llano y en perfecto estado.

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Pronto vino nuestro primer destino: El castillo de Villandry. Desde el río tomamos una senda a la derecha con altos árboles a ambos lados y al fondo muy lejos el castillo. Este castillo es uno de los más grandes y la cosa prometía. Pero desde tan lejos no se veía bien, y cuando nos acercamos lo suficiente no se veía nada por un enorme muro que tiene el castillo en su alrededor. Le dimos la vuelta a todo el castillo intentando sacar al menos una foto decente y no hay manera, hay que pagar la entrada. Por lo que la primera parada fue un poco decepcionante.

A continuación seguimos bordeando el río, pero no el Loira, sino el río Cher, que transcurre casi paralelo al Loira en esta zona y se unen más abajo. Entre esos dos ríos queda enclavada una gran ciudad: Tours.

Tardamos bastante tiempo en entrar en Tours, que tiene 300.000 habitantes, aunque la entrada fue muy cómoda ya que discurre por parques periurbanos y la Loire a Velo atraviesa completamente la ciudad. Después de una media hora entrando en Tours llegamos a lo que claramente ya era centro. Grandes edificios nos alertaban que estábamos en la primera de las dos grandes ciudades a las que llegaríamos. Concretamente estábamos en pleno ayuntamiento.

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Buscamos la oficina de turismo y visitamos la ciudad a medias entre pedales y a pie. La arquitectura del casco antiguo, salpicada de madera, sorprende y hace muy grato el pasear por esta ciudad. La plaza Plumereau y sus alrededores muestran la gran historia y belleza de esta ciudad.

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Donde acaba la parte antigua encontramos un tranvía que parece interminable y al otro lado del tranvía está el segundo centro. Una parte más moderna con menos monumentos pero que alberga la catedral y el castillo de Tours, ambas muy bonitas, aunque no tan especiales cómo su casco antiguo. Frente a la catedral, en un cesped comimos un bocadillo, pues ya estabamos retrasando la comida. Un poco más adelante de Tours comimos otro bocadillo que compramos en una gasolinera, ya que el anterior era pequeño.

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De nuevo volvíamos a nuestro río, el Loira, y seguimos durante bastantes kilómetros muy pegados a él, hasta el pueblo de MontLuis-Sur-Loire. Atravesamos este pueblo por la misma Loire a Velo, que sube al pueblo, pero es muy bonito. Nos planteamos si tomar la carretera que era más llana, pero al final nos alegramos, ya que durante algunos kilómetros, fuimos viendo unos viñedos preciosos de la región de Tourania, famosa por el vino. Había pequeñas cuestas pero que conseguíamos subir casi con la inercia de las bajadas. Vimos casas preciosas por esta zona y viñedos como estos:

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Se acabaron las colinas y viñedos en la población de Lussault-Sur-Loire, donde volvimos a pedalear junto al río hasta nuestro destino final del día, Amboise.

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La llegada a Amboise fue espectacular. Amboise, es quizás la población más bonita de todo el recorrido, aunque también la más turística y cara. Llegamos disfrutando de su castillo, y cruzamos su puente hasta una isla en el propio río con vistas a la ciudad. En esta isla dormíamos, en un camping. Teníamos mucha ilusión por llegar a este camping, ya que aunque sea un camping resulta un alojamiento de lujo. Una isla en un gran río con vistas al castillo de Amboise, y por tan solo 3 euros por persona y 3 por tienda.

Al llegar a las puertas del camping vimos dos tandem juntos, pero eso no era lo más sorprendente, lo más sorprendente era que uno de los tandem era exactamente el mismo modelo que el nuestro, a pesar que son bicicletas de las que se vendieron muy pocos modelos.

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Este camping si tenía mucha gente, es normal, es inigualable. Pero también tenía unos grandes servicios y la gente guardaba silencio y había mucho respeto. Montamos nuestra tienda junto a unos españoles y nos fuimos a conocer la pequeña ciudad. El tiempo, cómo todo el día, estaba nublado, pero la lluvia nos respetaba.

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La ciudad o el pueblo tiene muy pocas calles, pero todas de piedra con arcos y detalles preciosos y siempre con su majestuoso castillo al fondo. A pesar de ser muy pequeño hay numerosos restaurantes, casi todos con gente, hay un pequeño carrefour y una oficina de turismo por lo que este pueblo resulta ideal para alojarse. La única pega que los restaurantes son más caros de lo normal. Aún así comimos una pizza, un entrante y una botella de vino por 25 euros, que no es tan poco una locura, pero si que era muchísimo más alto que los precios que acostumbramos cuando viajamos.

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Cuando fuimos a salir del restaurante nos llevamos la sorpresa de que estaba diluviando con una fuerza sorprendente. Después de un rato de discusión sobre que hacíamos porque el camarero con cierta malage nos decía que tenía que cerrar nos fuimos a la casapuerta de al lado. Seguía diluviando y el camping estaba más o menos a 1km, y hacía unos 10 grados. Finalmente Higinio pidió dos bolsas de basura enormes al restaurante, les hicimos dos agujeros para los ojos y echamos a andar. Pasamos por delante de un pub y nadie pudo evitar reirse, pero nosotros llegamos secos y perfectos, además de la pecha de reir que nos dimos. Lo malo vino después; la cremallera exterior de la tienda no cerraba y nos encontramos parte del suelo de la tienda mojado. Tuvimos que dormir los dos pegados en una parte de una tienda y cerrar con cinta de carrocero cómo pudimos para que no entrara demasiado. No dormimos demasiado mal, aunque nos despertamos varias veces a secar agua. Y así terminó nuestro segundo y emocionante día.

Día 3. Amboise – Muides-Sur-Loire (26 Agosto)

69.7 km, 3h 38min, 19.18 km/h, 300 m

Nos despertamos tempranito y sacamos todas las cosas que teníamos mojadas en la tienda. Por suerte el camping tenía una secadora, donde metimos sacos y ropa mojada durante media hora y se quedó todo seco. Tuvimos suerte.

Otro día más armamos nuestro ya querido vehículo con todos los bártulos y nos fuímos hacía el centro de Amboise, donde desayunamos unos bocadillos comprados en el carrefour express y pedimos algunos mapas en la información de turismo.

La Lóire a Vélo se adentraba en el pueblo hasta el Chateau de Leonardo Da Vinci y luego se alejaba del pueblo subiendo por detrás del castillo, lo que dejaba una bonita estampa de este bello pueblo con el río al fondo. Seguimos unos kilómetros con algunas colinas y luego decidimos dejar ese camino para seguir la carretera paralela al río, que tenía muy poco tráfico y era completamente llana. Pasamos por Mosnes, Rilly-sur-Loire, Chaumont-sur-Loire y llegamos hasta Candé. Descansamos un poco aquí, tomamos unas barritas e hicimos algunas fotos a un antiguo puente de piedra todo lleno de flores rosas y blancas, algo típico de los pueblos de esta región.

Aquí cambiamos un poco de dirección y carretera y cogimos uno de los posibles caminos que te ofrece siempre la Loire a Vélo, creo recordar que el naranja. Finalmente no pareció el acertado pues no iba en línea recta, pero gracias a eso pudimos atravesar unos bosques enormes y silenciosos, tanto que a veces daba miedo.

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Después de hacer unos 10 km de frondosos bosques salimos a una carreterra que nos llevaría directo a Blois, otro de los puntos fuertes de esta ruta.

Blois es una mezcla entre Ambloise y Tours. Por un lado es más una ciudad que un pueblo, y por otro guarda mucha similitud con la imagen de pueblo bonito y medieval de Amboise. Igualmente tiene un puente precioso, un Castillo y una catedral imponente que la hacen una ciudad preciosa, además con mucho más ambiente y servicios que Amboise. Quizás tiene el tamaño y la localización perfecto para ser un punto de partida de rutas circulares. Nos hubiera gustado hacer noche aquí pero no nos cuadró en nuestra planificación.

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Aquí estuvimos con una cierta sensación de felicidad, por mi parte(Higinio) porque llevábamos una velocidad media mucho más alta que días anteriores, por parte de Inma por verse capaz y sentirse con fuerzas para terminar por tercer día consecutivo una etapa de 70 km, algo que jamás había hecho, y por parte de ambos porque estábamos en una ciudad preciosa, porque habíamos visto cosas increíbles y aún nos quedaba por ver el castillo más famoso de todos, el de Chambord.

En Blois comimos en un Kebap en una calle que terminaba en la catedral, aunque a distinta altura, eso sí. Luego visitamos la ciudad en Tándem llegando hasta su castillo donde tomamos fotos y disfrutamos del gran ambiente del que gozaba.

Luego tocó continuar nuestro camino. Nos quedaban 20 km hasta el famoso castillo de Chambord, por lo que estimamos hora y pico para llegar, pero las ganas y el viento a favor hicieron que llegáramos en 45 minutos. El castillo de Chambord es inmenso y llegar en Tándem una maravilla ya que se encuentra dentro de una reserva nacional parte y propiedad del mismo castillo. Creo que con dejar las fotos sobran las descripciones:

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Después de estar un buen rato por las inmediaciones del castillo nos fuímos para casita, que en ese día estaba en Muides-Sur-Loire. Inicialmente teníamos mirado un camping pero mirando por internet decidimos cambiar ese camping por el camping municipal de Muides-sur-Loire, debido a las dos magníficas experiencias de los dos camping municipales anteriores. Así que finalmente fueron tres noches en tres camping municipales muy recomendables. Que pena que no exista este tipo de campings en España a esos precios.

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Tras montar nuestra tienda muy cerquita del río cómo cada noche nos propusimos buscar un restaurante para cenar, y la misión resultó imposible. Sólo encontramos un restaurante en otro camping lujoso con unos precios altísimos. El pueblo era muy pequeño y además estaba ya todo cerrado. Finalmente cenamos al aire libre, la temperatura era buena, unas latas de conservas y algunas cosas más que llevábamos aún en las alforjas.

Después de la etapa más bonita y completa, con la siguiente imagen comenzaba nuestra tercera y última noche de Tándem por el río Loira, que a pesar de su magnitud se dedicaba a cursar suavemente esta tierra susurrando al oído de quiénes teníamos el placer de dormir en ella, haciendo aún más dichosa nuestra felicidad en este atractivo viaje.

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Día 4. Muides-Sur-Loire – Orleans (27 Agosto)

47.4 km, 2h 24min, 19.75 km/h, 98 m

Por suerte esa noche solo chispeó un poco y nos levantamos secos, y además dormimos muy bien. Desayunamos en el mismo camping con provisiones del día anterior y nos pusimos en marcha muy tempranito, ya que no queríamos que ningún imprevisto nos hiciera perder el tren que nos llevaría de vuelta y que ya teníamos pagado desde semanas antes.

Nada más abandonar el camping cruzamos el río y fuímos por la otra orilla, por la orilla izquierda. El paisaje en esta parte fue un poco monótono, aparecieron cultivos de secano y cosas tan feas cómo una central nuclear en islas del propio río.

No tardamos demasiado en llegar a Beaugency, donde el día mejoró, ya que se trata de un bonito y cuidado pueblo. Desde lejos vimos su puente.

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Luego seguimos por la misma orilla y kms más adelante ya cruzamos a nuestra orilla de ciclo habitual. Seguía bastante monónota esta parte hasta que llegamos a Saint-Hilaire-Saint-Mesmin donde encontramos un bonito parque con un edificio antiguo y decidimos hacer una parada de descanso.

Ya nos quedaba muy poco para nuestro destino, nos lo indicaban los típicos carteles e indicaciones que están por todas partes en esta ruta.

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Y al fin, la meta, Orleans. La segunda gran ciudad de la ruta después de Tours, con 150.000 habitantes.

Era temprano, faltaba para comer, sobre la 13 h. Teníamos el tren a las cinco de la tarde, por lo que teníamos unas horas para ver la ciudad. Entramos hasta una de las plazas centrales y desde aquí vislumbramos su gran catedral al fondo, hasta la cual llegamos a través de las vías del tranvía. Fue un emocionante fin de viaje, ya que la calle era larga y avanzábamos rápidamente hacia la catedral, donde terminaba oficialmente nuestro viaje.

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Luego estuvimos visitando las calles del centro de Orleans. Es una ciudad muy moderna, con mucho ambiente pero no es muy monumental, ni mucho menos tan bonita como Tours, Blois o Saumur. Nos fotografiamos junto a una gran estatua de Juana de Arco y comimos en un McDonals frente a la estación de tren, porque tenía wifi y además era lo más barato.

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Antes de montarnos en el tren llegó un revisor que nos abrió el vagón de bicicletas en el cuál se transportan gratuitamente las bicicletas y subimos el tándem por una rampa y lo amarramos bien a unas barras que lleva el vagón.

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El billete nos costó 27 euros a cada uno y fue lo más caro del viaje, pero era necesario. Los billetes se pueden adquirir con antelación en esta página y sólo hay que tener cuidado de coger un horario en el cuál el tren tenga un icono de bicicleta, que quiere decir que puede transportar bicicletas gratuitamente y sin necesidad de reserva. Casi todos los trenes lo tienen y son frecuentes por lo que se puede tomar por la mañana, medio día o por la tarde.

Finalmente hicimos inversamente en hora y media de tren todo el recorrido que habíamos hecho en Tándem en cuatro días, ahora desde otra perspectiva. La vuelta en tren fue una mezcla de alegría por lo vivido y tristeza por que se había acabado.

Tuvimos que volver a montar en Tándem cuando llegamos a Saumur, para llegar hasta el coche, y tuvimos la suerte de volver a cruzar su puente, esta vez además con sol.

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Para terminar

Resulta difícil pensar que pueda haber un sitio más ideal para nuestro propósito que el valle del Loira. Por supuesto habrá sitios más bonitos y atractivos para el cicloturismo. Pero para cicloturismo en Tándem, con tanto peso, donde no podemos afrontar cuestas duras ni largas, resulta perfecto. Perfecto por la belleza de los castillos y los paisajes, por la cantidad de campings baratos y de calidad, por la constante compañía del río y por las múltiples alternativas de vías exclusivas para ciclistas. Quizás podamos comparar con la ruta del Danubio desde la selva negra a Budapest, o con recorrer los países bajos, ambas rutas aparentemente llanas y bonitas, pero para eso tendríamos que tener la gran suerte de poder hacerlas para poder compararlas, el tiempo decidirá si nos ofrece esa oportunidad.

Resulta difícil también pensar en dos personas que pudieran compaginarse tan bien en algo tan difícil cómo un Tándem con alforjas y sobre todo que disfrutasen tanto juntos del camino, que al fin y al cabo es de lo que se trata la vida.

Por último, os dejamos un video realizado con gran parte de las fotos que aquí hemos puesto y con algunos videos que grabamos, esperemos que anime a muchas personas a embarcarse en esta bonita aventura.